Una carta de protesta del capitán del buque italiano Mare Doricum -que descargaba petróleo brasileño para una refinería operada por Repsol- acusa a Repsol de incurrir en nueve fallos tras el derrame de crudo del sábado 15 que ha contaminado al menos 21 playas en las regiones de Lima y Callao y dos áreas naturales protegidas. El desastre ambiental ha paralizado la actividad de más de 3.000 pescadores y a miles de comerciantes que daban servicios a bañistas y turistas. La marea negra avanza hace 11 días por el mar con rumbo norte.
Según el ministro de Ambiente de Perú, Rubén Ramírez, Repsol reportó inicialmente la noche del 15 de enero un derrame de petróleo de 2.5 metros cuadrados y 0.16 de barril en una de las terminales de la refinería, es decir, en una de las zonas de descarga. Al día siguiente, la compañía indicó a la prensa, en un comunicado, que el “incidente rápidamente superado” se había originado por la “violencia del oleaje”, como “consecuencia de la erupción volcánica submarina en Tonga”. Pero el miércoles 19, después de la viralización de videos del mar y el litoral negros, y de la fauna muerta o agonizando, ejecutivos de la refinería La Pampilla informaron al ministro Ramírez de que habían sido 6.000 barriles.
Repsol sostiene que el derrame de petróleo se produjo por el oleaje anómalo por un fenómeno marítimo imprevisible para la compañía provocado por la erupción volcánica en Tonga. El presidente de su filial exhibió gráficos que muestran ese oleaje anómalo de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (IOC, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas. Sin embargo, la primera ministra, Mirtha Vásquez, señaló el viernes que “el oleaje y el tsunami no tuvieron que ver con esta ruptura” que provocó el derrame. También niegan un oleaje excepcional veleristas experimentados que en el día y hora que se produjo el vertido inicial estaban frente al buque italiano y suspendieron una regata porque no había viento ni olas. A ellos se suman las observaciones contra Repsol del capitán Giacomo Pisani, quien este lunes respondió en inglés a las preguntas de tres ministros y un congresista a bordo de su embarcación, según refirió el canal estatal TVPerú, el único que registró el diálogo.
La carta del capitán
Este martes, durante un recorrido por Ancón -uno de los distritos con más pescadores y balnearios afectados- el ministro de Ambiente aseguró que el capitán tenía evidencia para entregar: “Aparentemente hay negligencia de la empresa”. EL PAÍS ha tenido acceso a fotos de la carta de protesta del capitán del buque-tanquero dirigida a Repsol Trading Houston y a Refinería La Pampilla, en la que deja constancia de nueve irregularidades y malas prácticas cometidas por la empresa desde que advirtieron el derrame. De acuerdo a Pisani, Repsol dijo al personal del buque que la contaminación estaba bajo control, pero él y su tripulación constataron que la barrera de contención que colocó el operador de la refinería “no tenía suficiente longitud para cubrir el perímetro del buque”.
Un informe del regulador del sector energético, que el lunes 17 visitó el lugar donde ocurrió la fuga, registró solo 500 metros de barreras de contención del crudo. El tanquero tiene 272 metros de longitud. El capitán del buque también dio parte de que la empresa se negó a decirle la cantidad de crudo que descargó, lo que habría permitido calcular el volumen preciso de la fuga, y tampoco le proporcionó la plantilla del control de horario de la faena.
La tarde del sábado 15, Pisani pidió a un práctico de una embarcación de Repsol que subiera al buque, “para colocar el navío en posición”, pero el tripulante encargado de las maniobras abordó siete horas después. Además añade que hasta la madrugada del día siguiente del derrame, los operadores de la refinería no habían hecho operaciones de buceo “para verificar el estado de la manguera flotante que causó el derrame”. Incluso describió cómo su nave estaba llena de petróleo.
El capitán del Mare Doricum preparó la carta de protesta el domingo, sin embargo, los representantes de La Pampilla se negaron a recibir el documento, relató Pisani a los participantes en la reunión. Luego de la averiguación que hicieron los ministros y el congresista Edward Málaga en el buque, Ramírez dijo a la televisión estatal: “Según refiere el capitán, el tema (causa de la fuga) no era tanto por el oleaje. Estas naves tienen un gran peso -una calada de tres cuadras- y un oleaje no suele hacer mucha incidencia. Y también ha deslindado responsabilidad: la nave tiene responsabilidad desde la conexión (de las válvulas) hacia adentro del buque, lo que conecta mar adentro es responsabilidad de la empresa”, explicó el ministro de Ambiente.
El mar estuvo calmo, pues el viento no superaba los dos nudos esa tarde, relató Pisani, quien refirió que su tripulación es testigo de sus afirmaciones. El buque, que traía una carga de 987.672 barriles de crudo ligero de Petrobras, sigue en la costa del Callao, respetando una orden de no zarpar impuesta el viernes pasado por la Dirección de Capitanías, a no ser que presente una carta fianza de 39 millones de dólares. La noche del martes, el ingeniero peruano Enrique Herrera destacó que todas las compañías de hidrocarburos colocan la barrera de contención de crudo en el mar por precaución “antes de que inicien las operaciones” de descarga, pero que Repsol no aplica esa práctica en ninguna de sus cuatro terminales de la refinería La Pampilla.
Herrera participó en una serie de charlas en internet organizada por el Colegio de Ingenieros de Lima a raíz del desastre ambiental. “Esta terminal tiene muchos años, aproximadamente 40 años”, agregó. “Todo el sistema submarino es responsabilidad de Repsol y no tiene por qué no responsabilizarse por lo que ocurrió”, acotó en el panel el especialista brasileño Marcus Vinicius Lisboa, quien ha gestionado planes de contingencia frente a derrames de crudo en Petrobras.
La noche del martes circuló en Twitter el rumor de un nuevo derrame de petróleo en el mar frente a la refinería. En la mañana de este miércoles, el regulador del sector energía ha explicado en un comunicado que se trata de una filtración de ocho barriles de crudo como parte de la operación de retiro de remanente del vertido inicial. El supervisor señaló que ese vertido fue “controlado por las barreras de contención, elementos absorbentes y skimmer que ya se encontraban dispuestos en la zona como medida de seguridad” y que sus supervisores “verificaron que la situación estaba controlada”.
Cerca de la medianoche, la Dirección de Capitanías de la Marina confirmó que durante un sobrevuelo vio “una mancha oleosa” y, al preguntar a Repsol, la compañía respondió que se trataba de una filtración de “residuos de crudo” ocurrida antes de la inspección y reparación de la plataforma que une las tuberías de transporte y descarga de la refinería con las mangas del buque carguero. Poco después, la Oficina de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) precisó en un comunicado que el vertido ocurrió antes de una operación el martes 25, una maniobra necesaria para investigar el derrame del 15 de enero.
La mañana del miércoles, Repsol difundió un comunicado sobre el vertido a 18 metros de la superficie del mar en el que descartó un nuevo derrame y lo calificó como un “afloramiento controlado de remanentes del derrame del pasado 15 de enero”, que fue controlado con barreras de contención, absorbentes y un skimmer, es decir, un equipo para la succión del crudo.
Fuente: El País