No pretendo criticar la decisión presidencial sobre la denominada educación universal, que permitiría el ingreso discrecional de postulantes, a los centros educativos universitarios, secundarios y primarios.
Tampoco deseo opinar, ni referirme a los asesores políticos que inducen al mandatario, a llevar a cabo una revolución educativa. Definitivamente en esta Era de un nuevo orden político, social, económico, financiero, ideológico e incluso cultural, el sistema educativo debe modernizar su estructura curricular.
Por otro lado, la reforma y modernización del sistema nacional invoca un proceso en el tiempo, sujeta a los permanentes cambios científicos y tecnológicos, que se convalida con las aspiraciones humanas y con la decisión gubernamental.
Si partimos de la premisa presidencial, la resultante sería negativa, pues no existe la infraestructura física indispensable, ni los recursos humanos que integren educadores en calidad y cantidad para atender esta decisión política, que debe ser técnicamente planificada.
Algunas apreciaciones personales, podrían orientar al gobernante.
La primera es, la fijación de una herramienta pedagógica, que incluya la capacitación, actualización y especialización de los docentes, en forma permanente, optimizando la infraestructura nacional, pública y privada. Esta herramienta requiere maduración y decisión y simultáneamente una nueva generación de educadores.
La segunda es, la referida a los educandos que en principio deben ser evaluados en Escuelas Vocacionales, de modo que se oriente al estudiante por su capacidad intelectual, inteligencia emocional y sus características personales, entre otras, de modo que sean formados, con relativa seguridad, en disciplinas ad hoc a sus cualidades.
La tercera es, que no debe estandarizarse el sistema educativo de los diversos niveles, toda vez que la realidad territorial del Perú, genera biodiversidad y potencialidades, disimiles y en consecuencia el tipo de formación, esencialmente socio productiva, demanda diferencias sustantivas en la educación, en todos y cada uno de los macro espacios.
La cuarta es la modernización educativa – no revolucionaria, ni torpe- siempre origina una población infantil y juvenil marginal, que por razones mil, no pueden aprovechar esta oportunidad del “ingreso libre” aun cuando tienen el mismo derecho. En consecuencia, deben ser incluidos dentro de un sistema educativo de desarrollo de competencias y habilidades, a la par que, de las experiencias adquiridas, que son adicionales al sistema educativo per se.
Finalmente, la reforma y modernización del sistema educativo, que depende de factores exógenos, también tiene un vínculo relacionado con nuestra realidad nacional, cuyo espacio territorial integra un gran laboratorio natural, para desarrollar tecnologías e investigaciones científicas, que oriente a la creación de las diversas disciplinas profesionales y/o técnicas.
“Educar a la persona humana, es brindarle la interpretación Divina de su Creación”.
“Educar a la persona humana, es brindarle la interpretación Divina de su Creación”. https://t.co/MuHkwLLXyx
— Léeme PeRÚ (@LeemePEru) March 23, 2022
Por: Gastón Barúa @Minedu @PedroCastillo @GobiernodelPer @anibaltorresv @DerramaMagisterial @GastonBarua pic.twitter.com/36qkre1e0O