Gastón Barúa: ¿Les falta clase a los políticos o no existe una clase política?

Mientras nuestra Patria enfrenta a los mesiánicos candidatos que postularán en las próximas elecciones regionales y locales, se radicalizan las convulsiones sociales, so pretexto de la defensa del medio ambiente, a vista y paciencia de los gobernantes y de las instituciones competentes, en frenar estos actos vandálicos.

El desarrollo de un país no se va a lograr ignorando los valores y principios o restándoles importancia. La solidez democrática se basa en esenciales conceptos de decencia, el respeto al derecho de los demás, la disciplina, el cumplimiento a las normas y a las leyes, así como una conducta ejemplar dentro de nuestra sociedad, dónde las buenas costumbres; nos oriente a una vivencia pacífica.

Muchas veces los ciudadanos comunes y corrientes esperamos que los líderes políticos, responsables de conducir la administración gubernamental, propongan alternativas de solución. Esperamos pacientemente -desde hace varias décadas- alguna idea seminal de los sabios conductores de la política nacional o de la burocracia estatal, para superar la crisis moral, económica, jurídica etc.

El poder fáctico que se mueve soterradamente – incluso a niveles de traición a la Patria – a cambio de satisfacer intereses grupales o personales, distorsiona la obligación de atender a las comunidades en sus necesidades básicas, y en la reducción de la pobreza y de la pobreza extrema, que se ha generado por la ineptitud gubernamental.

La optimización de nuestras potencialidades tangibles e intangibles en el marco de oportunas y técnicas políticas públicas, permitirían el desarrollo sostenible.

No se aplican ideas creativas realizables para “desatorar” nuestra inercia que signifique un cambio profundo. Es más, no se admiten algunas alternativas racionales que, de llevarse a cabo, podrían iniciar el despegue, porque aparentemente no “conviene” a la política radical de turno.

No obstante, se dispone de una clase trabajadora, con inventiva, creatividad. imaginación y decisión, que no disponen del apoyo de las instituciones oficiales, aun cuando representan una herramienta valiosa, en el desarrollo nacional.

Por otro lado, la infraestructura en estado de abandono, que se estima en más de S/. 45 mil millones de soles, no es preocupación de los gobernantes que debieran de elaborar un planeamiento de estratégica financiera, para hacerla productiva. Obras de aplicación múltiple (22 proyectos especiales), infraestructura hospitalaria, educativa y deportivas, con edificaciones abandonados en zonas urbanas, que pueden destinarse a labores de desarrollo social y humanitario, por citar algunas, no están en la visión o interés de los gobernantes.

Debiendo desarrollarse investigaciones científicas y tecnologías aplicables a nuestra realidad, seguimos siendo dependientes de los países del primer mundo. La ausencia de políticas de Estado en los sectores agrícola, pecuario, agroindustrial, minero, pesquero es notoria, aun cuando países de este continente, crecen en forma exponencial.

Más grave aún, hemos permitido que nuestras tierras se usen como “vientres” para cultivar y cosechar recursos, que se venden sin valor agregado a terceros, produciendo que nuestros productos incrementan el desarrollo industrial de otros países. Caso similar ocurre con la cesión de los recursos no renovables, entre los que se hallan los metales, metaloides, hidrocarburos, gas, etc.

Pero no solo preocupa la falta de políticas en las actividades productivas, sino que, se incluye la desatención a los recursos hídricos. En el contexto mundial, la utilización del elemento líquido vital, exige no solo descontaminarlo, sino incorporarlo, preservarlo y mantenerlo; caso contrario no podremos mejorar los riegos. Asimismo, debemos ampliar las fronteras agrícolas, generar energía, abastecer al humano, propiciar el desarrollo sostenible de las industrias, de la minería etc.; que son condicionantes del desarrollo.

Es alarmante, que, por falta de políticas públicas, contenidos en un Plan de Gobierno, los sectores no trabajen en forma coherente y coordinada con la finalidad de consolidar las actividades socio productivas.

El sólo hecho de preservar, descontaminar y recuperar los recursos de agua -valioso recurso natural- del que depende nuestro crecimiento, brindaría oportunidad de desarrollar la investigación científica e innovaciones tecnológicas, con la participación de los investigadores, estudiosos, profesionales multidisciplinarios, técnicos, incluso a estudiantes, destinado a crear respeto por el suelo y el agua y su tecnificada e utilización.
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Si bien es cierto que una nación tiene derecho a lograr un desarrollo económico, social y cultural de acuerdo a sus aspiraciones, también es cierto e ineludible que los gobernantes deben promover políticas públicas para ejecutarlas, a través de los organismos sectoriales, en forma racional y razonable.

Si logramos unir inteligencias, voluntades, experiencias y capacidades podremos lograr el cambio que todos deseamos, bajo la responsabilidad compartida de trabajar unidos y en paz, con el esfuerzo común de todos los peruanos; pero debemos participar activamente en la cosa pública, para crear una nueva cultura política, al servicio de la sociedad y del Estado.

Los invito a que demos juntos, el primer gran paso para lograrlo.

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