Los hermanos Lyle y Erik Menéndez, en prisión perpetua por asesinar a sus padres en su lujosa mansión de Beverly Hills en 1989, se presentan este lunes nuevamente ante un juez en el apogeo de la campaña por su liberación tras 34 años de cárcel.
Los Menéndez fueron condenados en 1993, luego de dos juicios extensamente cubiertos por los medios que les dieron amplia notoriedad.
En la época, la Fiscalía los acusó de haber matado a sangre fría a su padre José, un inmigrante cubano convertido en importante ejecutivo de la música, y a Mary Louise «Kitty», una exreina de belleza, para hacerse con una herencia de 14 millones de dólares.
Pero la defensa presentó a los jóvenes, que tenían 21 y 18 años cuando ocurrió el crimen, como víctimas de abuso sexual y psicológico a manos de un padre extremadamente controlador y de una madre negligente.
El caso recobró fuerza en parte gracias a la miniserie de Netflix «Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez» y de un documental.
Los Menéndez están recluidos en San Diego, a unos 265 kilómetros del tribunal al norte de Los Ángeles que decidirá su futuro. Desde allí comparecerán virtualmente a la audiencia de este lunes, informó su abogado a medios locales.
La campaña que busca su liberación, con figuras como Kim Kardashian, tiene voz constante en Tammi Menéndez, esposa de Erik, quien la semana pasada acudió a las redes para pedir: «¡Liberenlos antes de las fiestas de fin de año!».
En medio de la expectativa por ver cómo lucen los hermanos ahora de 56 y 53 años, el tribunal sorteará 16 puestos dentro de la corte para personas del público en general.
A las 7 de la mañana una fila se había formado a las puertas del tribunal de Van Nuys, a pesar del penetrante frío con el termómetro marcando 8ºC.
Nick Bonanno, un excompañero de bachillerato de Erik, fue el primero en llegar hacia las 4H30 locales. «Se trata de mostrar apoyo y sanar, no sólo para las familias sino para nosotros culturalmente», dijo Bonanno quien también asistió al primer juicio de los hermanos a quienes les escribe ocasionalmente.
Elena Gordon, de 43 años, también en fila, dijo querer «ser testigo de una parte de nuestra historia local». «Fue un crimen horrible (…) Un caso tristemente célebre con lo que pasó en el segundo juicio. Hoy espero que la justicia avance», añadió.
Turismo del crimen
La defensa de los Menéndez trabaja en tres alternativas para liberarlos. Su abogado, Mark Geragos, busca que la justicia cambie el cargo de homicidio en primer grado a homicidio involuntario. Esto podría significar la libertad inmediata para los hermanos, quienes ya superaron la pena máxima por este cargo en California, de once años.
La otra alternativa es obtener una nueva sentencia, lo que les abriría el camino para buscar la libertad condicional. Geragos también formalizó un pedido de clemencia ante el gobernador de California, Gavin Newsom.
La fiebre por el caso parece alcanzar un nivel similar al de los años 1990, cuando el juicio se transmitía en televisión y estaba en boca de todos, dentro y fuera de Estados Unidos.
Decenas de personas visitan los alrededores de la mansión en Beverly Hills donde ocurrió la tragedia que estremeció al país.
Christian Hannah, un australiano nacido casi dos décadas después del crimen, incluyó la residencia en su recorrido debido a la fascinación por el documental.
«Es realmente increíble verla en persona. No sé realmente por qué es increíble», dijo Hannah. «Es sólo porque lo ves en la televisión y lo ves en persona, se siente genial. ¿Entiendes?».
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