Por: Augusto Lostaunau Moscol
En América del Sur, el Perú -junto a su capital Lima- es, quizás, el país con mayores casos de epidemias por insalubridad pública a lo largo de su historia republicana. Podemos afirmar que hemos cumplido el Bicentenario de la Insalubridad. Fiebre Amarilla; Peste Bubónica; Tuberculosis; Dengue; Tos Ferina; etc., son una larga lista de epidemias que hemos tenido a lo lago de los últimos doscientos años. Esto sin contar todas las enfermedades importadas junto a los invasores españoles o los explotadores del caucho. Como se dijo: Bicentenario de la Insalubridad.
El Cólera se presentó desde enero de 1991. Pero, recién fue en febrero de ese año que las autoridades sanitarias del país confirmaron su mortal presencia principalmente entre Chancay y Chimbote. El llamado Norte Chico del Perú fue la primera región que vio sucumbir sus hospitales y centros médicos frente a una epidemia que afectaba a sus ciudadanos. Todos los días los casos aumentaban frente a la impotencia de los médicos y enfermeras; pero, también, frente a la incapacidad y desinterés de las autoridades de turno. La primera cifra que se confirmó -en la principal zona afectada- fue de 543 personas contagiadas y 20 fallecidos. Incluso, el 5 de febrero de 1991, se confirmó el primer fallecido en El Callao. El Cólera tocaba las puestas de la Ciudad Jardín (regada con aguas servidas).
Las primeras acciones del gobierno se dieron a conocer. El Ministro de Salud, Carlos Vidal Layseca, en una conferencia de prensa que se transmitió en vivo por todos los medios televisivos, anunció que El Cólera se contrae al momento de consumir productos marinos, por ello recomendó no consumir Ceviche y cualquier potaje que contenga mariscos “crudos”. Además, era obligatorio hervir el agua antes de ser consumida. El agua potable era -también- portadora de la enfermedad. Inmediatamente, una parte de los comercios de la capital se vieron afectados por el anuncio ministerial. Ni pescados ni mariscos. Hervir el agua potable. Parecía una noticia salida de alguna serie televisiva sobre el fin de la humanidad. Pescadores artesanales y comerciantes de comida marina se vieron afectados en forma directa. Mientras que, los ciudadanos de la capital se abalanzaron a los centros comerciales para adquirir agua embotellada. Un nuevo y gran negocio nacía. El agua potable de Lima está contaminada, ergo, es mejor comprar agua embotellada.
La Organización Panamericana de la Salud creó un Grupo de Trabajo para apoyar al país en su lucha contra el Cólera que cada vez se extendía. Los expertos cubanos anunciaron que los productos marinos no son portadores de la enfermedad; por lo tanto, su consumo no afecta a las personas. Además, indicaron que las especies marinas se deben cocinar. Los pescadores artesanales marcharon al MINSA y realizaron un acto simbólico comiendo ceviche y mariscos en forma pública.
Para el 10 de febrero, aparecen nuevos casos en Chiclayo; Cajamarca; Huaraz y Arequipa. El Cólera se extiende por el país. El MINSA anunció un presupuesto especial de cuatro millones de dólares para luchar contra la epidemia. Incluso, indicó que no se aceptarían renuncias o pedidos de licencias por parte de médicos o enfermeras. Los hospitales se encontraban abarrotados y el personal de salud muy expuesto a contraer la enfermedad.
Mientras el ministro sigue anunciado que no se debe consumir pescado, mariscos y frutas frescas; así como hervir el agua antes de su consumo, el doctor Nathaniel Pierce, alto funcionario de la Organización Mundial de la Salud, indicó que el Perú no cuenta con los medios para enfrentar la epidemia. Incluso, dijo, que se propagará a otros países de la región. El 12 de febrero, se presentan los primeros casos en Ecuador. El alcalde de Lima, Ricardo Belmont Cassinelli anunció que el municipio erradicará todo el comercio ambulatorio de alimentos. A la crisis sanitaria, el alcalde sumó una crisis social. Los enfrentamientos entre comerciantes ambulantes y miembros del serenazgo de Lima se hicieron frecuentes. El país es un caos y el gobierno de Alberto Fujimori se presenta como incapaz de resolver la epidemia.
Mientras tanto, la Comunidad Económica Europea cierra sus fronteras comerciales a los productos alimenticios llegados desde el Perú. Salvo la harina de pescado, no se permite el ingreso de mariscos, frutas y pescado. El empresario Miguel Vega Alvear, en una conferencia de prensa, anunció que el país perderá 400 millones de dólares debido a la epidemia y la incapacidad del gobierno para frenar el avance de esta. Mientras, la Asociación de Exportadores indicó que se perderán miles de puestos de trabajo. La crisis económica se presentó y la especulación del dólar aumentó.
La Comisión Permanente del Congreso citó al ministro de salud Vidal Layseca para que informe sobre la situación de la epidemia y el destino de los cuatro millones de dólares asignados, ya que algunos medios de comunicación informaron sobre compras sobrevaluadas y ayuda a familias no afectadas. Los precios de los productos aumentan en los mercados. La especulación del gas y del kerosene aumentaron sus precios. El dólar se disparó en el mercado paralelo. El 24 de febrero, en medios de la crisis sanitaria, económica, social y política, el presidente Alberto Fujimori, junto a un grupo de pescadores artesanales en Pisco, consumió ceviche y otros productos marinos. Tres días después, los gobiernos de Ecuador, Brasil, Venezuela, Colombia, Chile y Bolivia anunciaron que se restringe el comercio de mariscos crudos. Incluso, Ecuador prohibió el ingreso de peruanos a su país. Los peruanos éramos rechazados en la propia región frente a la incapacidad del gobierno.
El 3 de marzo, el doctor Oswaldo Lazo, director del área de Planificación de Salud, indicó a los medios que el anuncio de prohibir el consumo de pescado y mariscos crudos no es ningún capricho; mientras tanto, ese mismo día, en Chimbote, el presidente Alberto Fujimori vuelve a consumir ceviche y mariscos junto a pescadores y mujeres ambulantes comerciantes de alimentos preparados. El gobierno es una contradicción entre sus propios funcionarios. Por ello, el 17 de marzo, el ministro Vidal Layseca renunció, siendo reemplazado por el doctor Víctor Yamamoto, catedrático de la Universidad Cayetano Heredia, es nombrado ministro de salud. Ese mismo día, las protestas de los pescadores artesanales arreciaron, mientras el ministro de pesquería, Félix Canal Torres, indicó que mientras la pesca artesanal está en crisis, el negocio de harina de pescado aumentó su producción exportando a China e Italia. Los pescadores artesanales sin empleo exigen salir al mar. Las empresas harineras depredan el mar del Perú.
El 23 de marzo, los trabajadores del sector salud iniciaron su huelga indefinida exigiendo protocolos para luchar contra la epidemia. Además, aumento de salarios y un seguro familiar. Médicos, enfermeras y personal administrativo de hospitales y postas médicas han contraído el Cólera. Existen casos de fallecidos. Mientras el gobierno gasta dinero en campañas publicitarias en los medios de comunicación privados que cada vez son menos críticos con el accionar de este frente a la epidemia.
Para fines de abril de 1991, la epidemia de Cólera a sido controlada en el país, pero aun existen regiones donde el contagio es alto. Además, en Ecuador, Colombia, Venezuela y Panamá se han presentado casos con mayor frecuencia. Pero, esos mismos días, los medios de comunicación privados de Lima empiezan a informar sobre la “milagrosa aparición de vírgenes que lloran”, lo que motivó toda una movilización social a los lugares de las “apariciones”.