La función de un gobierno, determina su existencia, al ejecutarse Políticas Públicas ad hoc a las aspiraciones y necesidades de las comunidades.
Una Estrategia de Desarrollo, demuestra la voluntad política del gobernante, que dispone de planes y programas. No obstante, las acciones circenses, de los políticos, distraen al vulgo, incrementa el morbo y perturba la gobernabilidad, La incapacidad gubernamental, es la falta de visión prospectiva y de indigencia política, cuya anomia administrativa, desemboca en conflictos sociales.
El clásico ejemplo es la reconstrucción de zonas afectadas, por los cíclicos fenómenos naturales, en el marco un convenio internacional de gobierno a gobierno desconociendo la capacidad de los profesionales peruanos. Otra frustración es la pasividad de los gobiernos nacional, regional y locales, haciendo gala de la improvisación, ausencia de responsabilidad, y desconocimiento de los sistemas de prevención frente a los fenómenos naturales, establecidas en las normas de prevención de riesgos y desastres en zonas críticas y/o vulnerables.
Finalmente, los conflictos sociales se producen por la ausencia de un dialogo claro, sin medias tintas, sin dobleces y… sin dejar espacio al cinismo, que cobija la mentira.
El diálogo abierto y sostenido, facilitaría una convocatoria a los grupos políticos o politizados, en el esfuerzo común de superar, la crisis múltiple, por la que atraviesa el país.
Para mí, se trata de una crisis estructural, proveniente de un juego democrático, con serruchadas de piso y actitudes protagónicas de aprendices, imberbes y con ansias de notoriedad irresponsable, basados en arcaicos conceptos ideológicos.
Definitivamente el LIDERAZGO es, incontrovertible al manejo de la cosa pública.
Gastón Barúa.
Gobernar para servir (PARTE UNO)