Por Ernesto Carlin Gereda
Desde el año 2017, el equipo de arqueólogos de la empresa de gas Cálidda ha trabajado en Chilca, encontrando evidencia de la existencia de un cementerio prehispánico. De acuerdo con Cecilia Camargo, arqueóloga encargada, los restos corresponden a un período de tiempo que va de 1100 a 1400 después de Cristo.
Camargo manifestó que una singularidad de este cementerio, actualmente partido por la carretera Panamericana, es que el grupo humano de la zona empleó mausoleos semisubterráneos. La entrada estaba techada con totora o madera de árboles de la zona.
Estos espacios eran alterados cada vez que se introducía un fallecido más. “Hay evidencia de movimiento de los fardos”, sostuvo Camargo.
De acuerdo a lo encontrado, se presume que el cementerio se extendía por la zona industrial de Chilca, a la mano izquierda de la Panamericana, y parte por la entrada del pueblo, en la otra orilla de la carretera.
La arqueóloga explica que los habitantes de esta zona tenían usos culturales distintos de los ichma del valle del Rímac o de los huarcos, de Cañete, sus coetáneos y vecinos.
Por ejemplo, en los textiles se ha hallado una iconografía muy peculiar. Camargo la describe como representaciones de insectos y algunos seres antropomorfos. No obstante, hace notar que también se usaban algunas figuras propias de otros lados o comunes de varias zonas. Por ejemplo, la representación geométrica de peces es un rasgo común de la costa peruana.
La arqueóloga afirmó que, basándose en lo descubierto, estaríamos ante un grupo humano con costumbres culturales particulares. Sin embargo, precisó que se necesitan más investigaciones para poder calificar a esta sociedad como una cultura diferente.