Una nueva tormenta de arena que azota Irak llevó este lunes a más de 4.000 personas a los hospitales por problemas respiratorios y obligó a cerrar aeropuertos, administraciones públicas, escuelas y universidades.
A primera hora del lunes, los techos de Bagdad, los autos aparcados en las calles e incluso los muebles de las casas estaban cubiertos por una capa de fina arena color ocre, según comprobaron periodistas de la AFP.
Para luchar contra este fenómeno las autoridades proponen plantar bosques que actúen como cortavientos.
La espesa nube de polvo impedía a los residentes ver a pocos metros y en los hospitales se registraron al menos «4.000 casos de asfixia», indicó en un comunicado el portavoz del ministerio de Salud, Seif al Badr.
Debido a una «visibilidad de 300 metros», la autoridad aeroportuaria de Bagdad anunció «el cierre del espacio aéreo y la interrupción del tráfico en el aeropuerto» durante todo el día, según la agencia oficial de noticias INA.
El aeropuerto de Nayaf (sur), y el de Suleimaniya (norte) también fueron cerrados durante el día, dijo la misma fuente. Al menos siete de las 18 provincias del país anunciaron el cierre de las administraciones públicas, a excepción de las de salud.
También cerraron todas las escuelas del país y se pospusieron los exámenes hasta el martes, indicó el ministerio de Educación.
La última tormenta de este tipo el 5 de mayo causó problemas respiratorios en una parte de la población, provocó un muerto y más de 5.000 personas tuvieron que recibir atención médica en hospitales. La tormenta se disipará gradualmente a partir del lunes por la noche, según el servicio meteorológico.
Desde mediados de abril, Irak ha sufrido ocho tormentas. Irak es considerado como uno de los cinco países del mundo más vulnerables a los efectos del cambio climático y la desertificación. Para luchar contra este fenómeno las autoridades proponen plantar bosques que actúen como cortavientos.