Por: Javier Yoplac (Director)
Hace unos días, durante la ceremonia del Concurso Nacional del Pisco, el presidente de la República, José Jerí, declaró que su gobierno “reafirma su apoyo y compromiso” para que el pisco “siga creciendo, innovando y conquistando nuevos mercados”. Suena bien, suena fuerte. Pero en el Perú solemos aferrarnos a las frases rimbombantes, a las buenas intenciones convertidas en discursos. Y mientras celebramos, el mundo sigue girando — sin esperar por nuestro orgullo.
La verdad es cruda: nuestro pisco —esa bebida emblemática, histórica, con nombre propio— sigue perdiendo relevancia internacional. No por culpa de la calidad. Ni por falta de tradición. Sino por peruanadas estructurales: negligencia estatal, regulaciones que se convierten en barreras, falta de estrategia, fragmentación de la defensa internacional de la denominación, y un desinterés confeso por convertir el pisco en una política de Estado, no en un show de fotos.
Mientras nosotros festejamos concursos, otros —como Chile— avanzan con pragmatismo: producen, compran tierras, gestionan, exportan. Y lo hacen con una ventaja estratégica clara: han sabido aprovechar vacíos, descuidos e indecisiones peruanas. Así, se apropian de territorios comerciales que, por derecho, deberían ser nuestros.
Ese escenario es la realidad detrás de aquella pomposa frase presidencial. Y no es un problema menor: muchos peruanos no ven más allá del horizonte de su indignación inmediata. Prefieren atacar al mensajero antes que encarar el problema de fondo. Por eso, cuando critiqué públicamente al presidente pidiendo que —por una vez— deje el show y se ponga a trabajar, llovieron las críticas. Era de esperarse: pocas cosas nos incomodan tanto como desenmascarar la mediocridad detrás del orgullo.
Porque ser peruano no es soltar arengas románticas. Es tener visión, compromiso, coherencia. Y actuar con responsabilidad. Eso es lo que necesita el pisco. No discursos.
📉 Las cifras no mienten
Mientras celebramos al Pisco como “nuestro orgullo nacional”, otros productos agrícolas peruanos arrasan en exportaciones:
- En 2023, la uva de mesa superó los US$ 1,745 millones en exportaciones.
- Ese mismo año, los arándanos frescos alcanzaron unos US$ 1,676 millones en envíos al exterior.
- Las paltas también figuran entre los grandes: más de US$ 1,248 millones en exportaciones en 2024.
- En contraste, las exportaciones de pisco cerraron 2024 con apenas US$ 7.75 millones.
Estos contrastes son dramáticos: mientras frutas y otros productos agrícolas son motores de divisas para el país, el pisco apenas asoma como un “producto de nicho”. Y eso a pesar de su historia, su valor simbólico, su denominación de origen.
Si de orgullo nacional se trata, ¿por qué no se traduce en cifras reales? ¿Por qué cuando hablamos de “exportar Perú” el pisco aparece despedazado entre papeles, trámites, disputas legales y malos manejos?
🎯 Qué debe hacer el Estado — y ya
Si realmente quiere que el pisco “crezca, innove y conquiste mercados”, como dijo el presidente, esto no son opciones, son urgencias:
- Defender jurídicamente la Denominación de Origen en todos los tribunales y registros internacionales con seriedad — no confiar en buenas intenciones.
- Simplificar los requisitos de certificación y exportación para pequeños y medianos productores: reducir burocracia, costos y trabas innecesarias.
- Desarrollar una política nacional de promoción internacional del pisco — con presupuesto, estrategia comercial y apoyo real a los productores.
- Proteger la producción nacional ante compras de tierras o capital externo, y evitar la fuga estructural del pisco hacia otras manos y mercados.
- Invertir en las zonas pisqueras históricas: no solo para preservar tradición, sino para potenciar calidad, escala productiva y competitividad global.
Nada de esto es populismo. Es sentido común. Es visión. Es lo que requiere un país serio.
🕰 Cronología esencial (1990–2025): por qué la historia del pisco es también una historia de promesas incumplidas
| Año / Decreto / Evento | Qué representó |
|---|---|
| 1990 – Resolución Directoral 072087-DIPI | Declaración formal del “Pisco” como Denominación de Origen peruana. Primera piedra legal. |
| 1991 – Decreto Supremo 001-91-ICTI/IND | Ratificación oficial: el pisco queda protegido por ley y se define su geografía productiva. |
| 1999–2006 – Norma Técnica NTP 211.001 | Establece requisitos estrictos de producción, calidad y certificación. Mejora calidad, pero eleva barreras técnicas. |
| 2005–2013 – Registros internacionales de la DO | Diversos países reconocen la DO; pero algunos acogen excepciones o acuerdos que favorecen la coexistencia con productores externos. |
| 2011 – Resolución 002378-2011/DSD-INDECOPI | Se crea el Consejo Regulador del Pisco; reglamentación más rígida, más control, más burocracia. |
| 2013 – Reconocimiento en la Unión Europea | Avance importante — aunque con salvedades. Protección internacional, pero no absoluta. |
| 2016 – Interpretación de la autoridad tributaria (SUNAT) | Se condiciona la exportación de pisco al cumplimiento estricto de reglamentos: envase, etiquetado, documentos. Más trabas para exportar. |
| 2018 – Trámites de registro en India | Iniciativa diplomática importante, pero vulnerable ante objeciones: preludio de disputas legales. |
| 2023 – Exportaciones de pisco registran caída | El valor total de envíos disminuye: señal de estancamiento de un producto que debería emerger. (CIEN) |
| 2024 – Agroexportaciones peruanas superan los miles de millones con frutas, mientras pisco sigue en limbo | Evidencia la disonancia entre lo que exporta Perú con fuerza y el pisco, que permanece irrelevante. (AméricaEconomía) |
| 2025 – Situación internacional crítica para la DO | Los vacíos de estrategia y defensa internacional dejan al pisco vulnerable frente a la competencia externa. (Contexto general) |
Cuánto Pisco consume el Perú?
No encontré una cifra pública confiable y actualizada que indique con certeza el valor en dólares del consumo interno de pisco en Perú (es decir, cuánto dinero gastan los peruanos al año en comprar pisco). Esto se debe a varias razones: falta de datos públicos homogéneos, diferentes tipos de pisco (calidades, marcas), variaciones en precio, mezcla con cocteles, etc.
Lo que si encontramos fue un informe reciente del sector y según ello en el 2024 se vendieron en el mercado interno aproximadamente 5.9 millones de litros de pisco.
🔚 Conclusión
El pisco tiene historia. Tiene nombre. Tiene tradición. Tiene potencial. Pero lo que no tiene —porque lo hemos desperdiciado— es una política de Estado que lo respalde seriamente. No podemos seguir confundiendo orgullo, identidad y buenas intenciones con exportaciones reales, con desarrollo productivo, con competitividad global.
Si queremos que el pisco sea algo más que una anécdota cultural, tenemos que dejar de lado las peruanadas. Dejar la retórica barata. Pedir, exigir y construir. Porque mientras nosotros hablamos de grandeza, otros la exportan.
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