Por: Augusto Lostaunau M.
Más conocido como José Varallanos, producto de la unión de sus dos apellidos, fue un abogado titulado y un historiador autodidacta nacido en Huánuco (1907) y fallecido en Lima (1996). Realizó sus estudios superiores en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos e ingresó a la política, ocupando el cargo de Senador por Huánuco en el Congreso de 1956 a 1962. Fue quien propuso que Felipe Guamán Poma de Ayala fuese reconocido como el Padre de la Indianidad Americana. Investigador social muy preocupado por su región y los habitantes del Perú andino.
En 1989, bajo el auspicio del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONCYTEC), publicó su libro El Harahui y el Yaraví. Dos canciones populares peruanas. En el cual, realizó un recorrido histórico sobre el devenir social y artístico de estas dos manifestaciones del arte de los andes. Un trabajo muy bien documentado y basado en citas extremadamente pulcras, que evidencian su interés y entrega por la investigación.
Sobre el espacio regional y social sobre el cual prospera el Yaraví, José Varallanos indicó que:
“Arequipa y su zona serrana -la propia ciudad esta enclavada en una sierra sueva, bella, amable, a 2,363 metros de altura- no escapó a la presencia del yaraví que, desde el siglo XVII, lo modulaban sus hijos mestizos que eran número en aquella urbe, pueblos, zonas adyacentes. Nutrido mestizaje proveniente del maridaje del español con las indias quechuas, collas o aymaras y puquinas” (p. 106).
Lo primero que presenta es el espacio regional, Arequipa, y su ubicación en una parte de la región andina que se caracteriza por presentar una zona no tan escarpada. En aquel valle andino se ubicó la ciudad de fundación hispana. Es producto de la conquista del Perú. Pero, no se olvida de lo social. Nos presenta a un conjunto de personas nacidas también producto de esa misma conquista: el mestizo. Arequipa, por su origen histórico y social, es mestiza. Espacio propicio para el surgimiento de una manifestación cultural que rescate la tradición andina en un nuevo escenario histórico.
Tomando como fuente el documento elaborado por el Presbítero de Arequipa, Antonio Pereyra y Ruiz, Varallanos reconoce la existencia de una fuerte tradición por el harahui entre los mitayos y yanaconas indígenas que pueblan la región, ya sea como estables o forasteros. Además, bien entrada la colonia, los pueblos originarios mantenían sus vestimentas ancestrales. Pero, entre los mestizos de la ciudad va surgiendo el yaraví como una forma de identidad. José Varallanos escribe:
“Sindicando a los mestizos “colegiales” o versificadores arequipeños, como a los cultores o compositores del yaraví y que allá formaron “escuela de canto”. Dice más el clérigo español, que la afición de los habitantes de la dicha ciudad era “tanto más apreciable cuanto más y lánguido” era el “cantico”; aprecio que les hacía “abandonar cualquier otra música extranjera…” (p. 107).
Se puede percibir que el yaraví se esta desarrollando en el área urbana de Arequipa y que sus cultores son jóvenes mestizos que van forjando una tradición que cuenta con la aprobación de los otros habitantes.
Pero, el yaraví representa dos situaciones históricas regionales muy interesantes: por un lado, nace del harahui prehispánico que se siguió cultivando en el área rural; y, por otro lado, permite crear una tradición urbana lejana a la costumbre hispana de los criollos limeños que copian la música española y dan serenatas con la tuna universitaria o escolar.
Arequipa encontró una identidad de ciudad mestiza. Lima colonial criolla es una copia de Madrid monárquico colonial.
Varallanos, José. El Harahui y el Yaraví. Dos canciones populares peruanas. Editorial Argos. Lima-Perú. 1989.